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Desafíos y Derechos en la Inclusión de Personas Autistas: Un Enfoque de Neurodiversidad

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Hugo Segura Pujol

Fonoaudiólogo
Doctor en Fonoaudiología.

El autismo es una condición que afecta a uno de cada 36 niños según el centro de control de enfermedades (CDC). Si bien no es la condición más prevalente en la infancia, presenta desafíos únicos para la inclusión social y la integración en la sociedad. En este artículo exploraré superficialmente (por temas de espacio), estos desafíos desde la perspectiva de la neurodiversidad, considerado un enfoque que valora las diferencias como parte de las variaciones normales y valiosas de la experiencia humana.

Preescolar y Educación Primaria

La inclusión de niños autistas en el entorno preescolar y escolar plantea el primer desafío. Recordemos que los niños autistas pueden tener dificultades con la comunicación social y el comportamiento, lo que puede dificultar su integración en un aula típica. Sin embargo, es importante considerar que la comunicación debe ser un camino de dos vías. Si bien existen dificultades en niños y niñas TEA, el resto de la población demuestra dificultades para entender a las personas TEA, así como también para hacerse entender. No obstante lo anterior, con el apoyo adecuado, como terapias fonoaudiológicas, ocupacionales, la enseñanza de las educadoras, y principalmente el apoyo que se pueda otorgar en la familia, puede haber cambios notorios y positivos en la conducta comunicativa, lo que se traduce en aprendizajes significativos junto a sus pares.

Para alcanzar dichos aprendizajes, es fundamental que la comunidad educativa esté capacitada para comprender y apoyar las necesidades de los niños autistas. Esto incluye la implementación de estrategias de enseñanza inclusivas y diferenciadas que reconozcan y permitan la implementación de adecuaciones que beneficien a los diferentes estudiantes en las aulas. Esto no es menor, dado que es frecuente encontrarse con personas en todos los niveles educativos que, por diferentes motivos, no ayudan a la inclusión real de personas TEA

Adolescencia y Vida Adulta

A medida que los niños autistas crecen y se convierten en adolescentes y adultos, surgen nuevos desafíos. La transición a la vida adulta, que puede incluir la educación superior y el empleo, puede ser particularmente difícil. Los adultos autistas a menudo enfrentan barreras en el acceso a la educación y el empleo debido a la falta de comprensión y adaptaciones adecuadas.

Esto se suma a los propios desafíos que la adolescencia presenta. Los cambios por los que pasan los adolescentes son importantes a nivel cognitivo, fisiológico, social, y afectivo.

Es crucial que las instituciones de educación superior y los empleadores adopten políticas inclusivas que reconozcan y ofrezcan adecuaciones a las personas autistas. Esto puede incluir la provisión de apoyos y adaptaciones, como horarios de trabajo flexibles y entornos de trabajo adaptados.

Derechos y Neurodiversidad

El enfoque de la neurodiversidad sostiene que todas las personas tienen derecho a ser aceptadas y valoradas por quienes son. Esto implica reconocer y respetar las diferencias y garantizar que las personas autistas tengan los mismos derechos y oportunidades que las demás. Es imprescindible promover un cambio cultural que permita ver a las personas neurodivergentes como sujetos de derecho.

Esto se trata de ‘emparejar la cancha’, o dicho un poco más académicamente, de ecualizar las condiciones que deben enfrentar las personas neurodivergentes para asegurar que puedan ejercer sus derechos como todos.

Y esto tiene que ver con cómo entendemos a la persona autista. Es importante sacarnos de la cabeza la idea de que hay “niveles”, así como “bajo” y “alto” nivel. Lo que se propone, es entender las necesidades en diferentes áreas o aspectos, pero debemos sacudirnos la carga capacitista que tiene esta clasificación, que además no es muy útil en la vida cotidiana.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas, que incluye a las personas autistas, establece el derecho a la inclusión plena y efectiva en la sociedad. Esto incluye el derecho a la educación inclusiva, el derecho al trabajo y el empleo en igualdad de condiciones, y el derecho a participar plenamente y en igualdad de condiciones en la vida social y cultural. No son favores. Son Derechos.

No debemos olvidar que el ejercicio de los derechos es para todas y todos. Y las personas autistas merecen ser consideradas no solo el 2 de abril, sino que todo el año.