Equipo Multiprofesional

Mi experiencia en la implementación de Terapia ABA en casa

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Pricila Matos

Neuro Psicopedagoga
Especialista en Educación Especial e Inclusiva
Fundadora de "Escola Cere" (Brasil)
@matospricila87

Hola, me llamo Pricila, soy madre de Ana Leticia y de Thomas, dos hijos maravillosos con una diferencia típica. Mi primogénita tiene un desarrollo típico y mi hijo menor tiene un desarrollo atípico. Es imposible evitar las famosas comparaciones: "ella habló a cierta edad y él aún no". Al principio, no hubo preocupación, solo observaciones; imaginábamos que era "normal". "Cada uno tiene su propio estilo y tiempo; lo importante es seguir adelante", pensé. Pero el tiempo pasaba y yo siempre esperaba algo nuevo en el desarrollo de mi hijo. Empecé a preocuparme cuando lo llamé por su nombre y él no respondía. Me pareció extraño, ¿por qué sucedía esto? Como neuropsicopedagoga, inicié las intervenciones tempranas en casa porque percibí que había características distintivas de un posible cuadro de autismo. Tras el diagnóstico, mis sospechas se confirmaron.

Intensifiqué los estímulos y, a los dos años, lo inscribí en la guardería para ayudar en la socialización y el desarrollo de la comprensión del habla. Él decía "mamá", "papá" y pocas palabras que no se comprendían. Me imaginaba cuándo mi hijo diría su primera frase, pediría agua o incluso conversaría conmigo. Tuve que sacarlo de la escuela porque enfermaba mucho, así que decidimos dejarlo en casa, lo que rompió mi corazón. Sabía lo beneficiosa que era la interacción en la escuela para su desarrollo social.

Seguí estimulándolo en casa con paciencia y mucha fe. Sabía que, si dirigía bien sus comportamientos, los resultados llegarían, y de hecho llegaron. Le enseñaba lo que necesitaba aprender, aplicaba comandos y, cuando no podía ejecutarlos, lo hacía junto con él. Esto ocurría varias veces al día. Veía que estaba funcionando y que debía continuar. Realizaba actividades sensoriales y sociales en casa, organizaba juegos, realizaba actividades mecánicas como subir, bajar, agarrar, soltar, pedir, señalar, esconder y encontrar. Enseñaba a mi familia cómo dirigir sus comportamientos, porque todos los entornos donde el niño convive deben estar preparados para intervenir de la manera correcta. No sirve de nada enseñarle a pedir agua en casa si en casa de la abuela recibe el agua sin pedirla. Los estímulos deben ser constantes, y la evolución era evidente.

Cuando cumplió tres años, lo inscribí nuevamente en la escuela. Volvió a estudiar y, un día, al llegar del colegio, le pregunté: "Thomas, ¿cómo fue la clase?". Él repitió lo que le pregunté, sin responderme. No tenía una comunicación funcional, así que inicié en casa la dirección de la comunicación. Yo preguntaba, él repetía, yo respondía y él repetía la respuesta. Hice esto cada vez que necesitaba una respuesta de él. Creé un cronograma de comportamientos basado en las acciones que necesitaba comprender: ir a la escuela, comer, bañarse, jugar, dormir, entre otros. Empecé a aplicar comandos verbales y comandos visuales en casa. Poco a poco, mi hijo desarrolló la comunicación funcional; yo preguntaba y él podía pensar y formular una respuesta coherente. Hoy, Thomas desarrolla diálogos, conversaciones y cuestionamientos sin ninguna dificultad funcional.

Todo esto lo conseguí a través de mucho estudio. No sabía, así que me puse a estudiar. Veía videos, descargaba en mi celular artículos científicos sobre el autismo, me perfeccionaba cada día. Tenía tanto interés que tomé la iniciativa de hacer un curso de terapia ABA. Pero lo más importante fue el conocimiento que adquirí de las muchas experiencias con Thomas, practicando lo que aprendía en casa con mi hijo. No fue, y aún no es, fácil, pero puedo decir con toda claridad, certeza y convicción que es posible promover el aprendizaje, la autonomía, la independencia y una mejor calidad de vida para los niños con autismo, incluso sin recursos financieros, sin ayuda terapéutica y sin material concreto. Podemos hacer que nuestros hijos desarrollen habilidades y superen dificultades con nuestra mirada como madre y padre, haciendo y enseñando lo que necesitan aprender, estructurando cronogramas de comportamientos, creando rutinas, regulando el sueño y la alimentación. No sirve de nada llevar a tu hijo a pasar 50 minutos en la sala de un terapeuta dos veces a la semana si no se da continuidad al tratamiento en casa. Es en casa donde ocurre la terapia principal para los niños con autismo; debes entender que es en casa donde ocurrirán los resultados.

El tratamiento para los niños con autismo es la ciencia ABA, que significa Análisis de Comportamiento Aplicado. Se puede usar en personas con trastorno del espectro autista que presentan dificultades de socialización, aprendizaje y acciones cotidianas como el sueño, la alimentación y el autocuidado. Es un estímulo en el comportamiento, la interacción y la comunicación, y puede aplicarse en clínicas especializadas, hogares, escuelas o comunidades. Eso fue lo que hice con mi hijo y eso es lo que hago con mis pacientes. Estudio el comportamiento, observo las dificultades y elaboro planes de intervención basados en los antecedentes, comportamientos y consecuencias, aplicando siempre el refuerzo positivo. Esta es una estrategia donde una acción es seguida por algo valorado, motivando al niño a repetir el comportamiento adecuado. En el refuerzo positivo, la persona es estimulada a través de una recompensa por cada nueva conquista, que puede ser, por ejemplo, elogios, realizar una actividad que le guste al niño, un juguete nuevo, entre otras cosas. Estas recompensas pretenden que el niño se sienta motivado a mejorar y repetir los buenos comportamientos, creando o perfeccionando las habilidades del autista en el lenguaje y la comunicación, desarrollando la atención, el enfoque, la interacción social y los estudios, y reduciendo los comportamientos indeseados, como crisis de desregulación emocional, agresividad y comportamientos autolesivos. Todo esto puede hacerse en casa, enseñando habilidades útiles para la vida diaria del niño. De esta manera, con el tiempo, lograrás, mediante los estímulos correctos, un cambio significativo en el desarrollo de tu hijo, transformaciones positivas en el comportamiento, la vida y el desarrollo global del niño con autismo, realizando dentro de tus posibilidades lo imposible para muchos niños con autismo. Enseña autonomía e independencia, ayúdalo a aprender lo que aún no sabe, estimula el desarrollo de habilidades simples. Hazlo con amor y paciencia, con motivación y planificación, con cantidad, calidad e intensidad.