Nataly Meza Vargas
Educadora Diferencial Magíster en Educación diferencial.
Directora académica Fundación Peuma.
@fundacionpeuma
La vida escolar, en cualquiera de sus niveles, requiere de constancia y estudio, pero, además, es pertinente agregar que, con bajos niveles de estrés y ansiedad académica, el desempeño y los resultados pueden mejorar de forma sustantiva.
La pregunta es, ¿cómo logramos esto?
La respuesta: ORGANIZACIÓN, sí organización en todos los aspectos.
Antes de iniciar, es importante que como padres siempre estemos presente y atentos a las necesidades de nuestros hijos, sin embargo, esta presencia no debe coartar la autonomía de ellos, todo lo contrario, debemos propiciar espacios de iniciativa propia, así como fomentar la responsabilidad, así como las consecuencias de la irresponsabilidad en la vida estudiantil. Se espera, por lo tanto, que a mayor edad, las personas sean más autónomas y que los padres estén cada vez menos “presentes” en estas instancias.
Empecemos por el más obvio pero que a veces se nos olvida; un buen descanso, hará que la disposición para aprender sea mejor. Por lo tanto, una buena rutina e higiene de sueño, es fundamental en la etapa de estudio, dormir las horas adecuadas, en un horario adecuado, así como mantener una rutina predecible es fundamental. Por ejemplo: bajar las luces media hora antes de irse a la cama, disminuir el contacto con pantallas o aparatos electrónicos, evitar comer alimentos muy pesados, etc. En fin, que la rutina sea la que anticipe el horario de sueño y por lo tanto la disposición al descanso.
Otro factor, corresponde a las actividades que propician un buen estudio; armar la mochila la noche anterior, así como el uniforme, la ropa que se usará o todo lo que se tenga que llevar, es fundamental para enfrentar el día siguiente con más tranquilidad y evitar “sorpresas” o inconvenientes de último momento.
Tener el horario a la vista, así como un calendario o planner donde estén disponibles las actividades o materiales necesarios para ciertas fechas. En este mismo calendario, se pueden registrar las evaluaciones, pues tenerlas a la vista, hará que sea más evidente cuánto tiempo se dispone para estudiar o prepararse para las distintas actividades. El ideal a alcanzar es que el propio estudiante sea quien maneje estos apoyos, sin embargo, en algunas ocasiones es necesario empezar con mayor supervisión, recordando que la organización y gestión del tiempo puede ser una debilidad en algunas personas neurodivergentes.
¿Con cuánto tiempo debe prepararse un estudiante para una instancia evaluativa? Dependerá de su manejo del contenido, la cantidad y complejidad de este. Por lo tanto, es relativo, pero mi consejo es estudiar con suficiente tiempo como para darse cuenta de los vacíos que pueden existir, así como tiempo para preguntar al profesor de asignatura en caso de dudas. En cuanto al plan lector o cuando para estudiar se requiere de mucha lectura, siempre será recomendable usar técnicas de estudio eficientes que permitan adquirir mejor el contenido y su comprensión. (pero esto es otro tema)
Estudiar de acuerdo con la capacidad de concentración. Esto es controversial, porque se nos enseñó que mientras más tiempo estudiamos es mejor, pero no siempre es así. No importa cuánto tiempo estudiemos, sino que cuanto tiempo nos mantenemos concentrados para retener, comprender y procesar, en otras palabras, aprender. Por lo tanto, si mi tiempo de concentración es de 15 minutos, debo acomodarme a él. Hacer pausas y organizar todo para estudiar en lapsos que me permitan comprender y aprender.
Cuando se regresa a clases, después de vacaciones, hay un tiempo de acomodación y es normal que esto ocurra a cualquier estudiante, por lo tanto, puede ser que las primeras semanas sean más difíciles en todo sentido, cansancio, capacidad de retención, agilidad y rapidez de pensamiento, etc. Además, es importante entender que nuestros hijos pasan por etapas en su desarrollo que pueden hacer más fácil o difícil esta adaptación, por ejemplo, es más común en la adolescencia cierta oposición por la figura adulta, así como pueden requerir más horas de sueño.
Por último, no olvidemos el tiempo libre y recreativo. Muchas veces dejamos las actividades de distención para vacaciones o para fines de semana, sin embargo, un buen uso del tiempo permitirá mantener actividades de distracción durante la semana. Esto no solo es recomendable, sino que es saludable. Estas actividades pueden verse de diferentes formas (leer, jugar en el parque, armar legos, ver series, etc) hay que recordar que todos tenemos gustos e intereses diferentes, y eso hay que respetarlo y adaptarlo a la rutina o actividades familiares.
Siempre recomiendo, empezar otorgando el mínimo apoyo en todas las actividades anteriores, por ejemplo, si mi hijo es capaz de armar su mochila solo, no debería estar junto a él o pasarle los cuadernos ni mucho menos hacer esta actividad por él.
Hay que recordar que ser estudiante, en cualquier nivel, implica situaciones desafiantes y que desestabilizarán la tranquilidad, pero mantener cierta organización, permitirá enfrentarlas con mayor facilidad, pues las otras áreas ya estarán bajo control.